jueves, 27 de marzo de 2008

¡JODER, VAYA INICIO DE AÑO!


Una estrella menos en el firmamento. Bye.

miércoles, 26 de marzo de 2008

¡ESPAÑA ANTES ERA MÁS MEJOR...!

Youtubeando por ahí me he encontrado "la película de artes marciales definitiva":



LA HOSTIA. Impagables esos yonquis. Y que título, "Veredicto Implacable". Definitivamente voy a colocar a Mariano Ozores (of course, director de éllo) en mi altar de genios del cine español. Por cierto, el "flin" es inencontrable.

Hablando de genios, descanse en paz Rafael Azcona.

martes, 4 de marzo de 2008

ALREDEDOR DE "SOY LEYENDA".


Aprovecho que vuelve a estar de actualidad gracias a la adaptación cinematográfica protagonizada por Will Smith (que aún no he visto, por cierto), para reivindicar el status de obra maestra que le corresponde por derecho propio a la obra de Richard Matheson. Justamente reconocido como uno de los autores de literatura fantástica más influyentes del siglo XX, su peso como clásico indiscutible ya estaría sobradamente justificado por libros como "El hombre menguante" (que dio lugar al maravilloso film de Jack Arnold), "La casa infernal" o "El último escalón". Fue además autor de innumerables guiones de cine o televisión que le hicieron popular en los años 60 y 70, entre ellos el de "El Diablo sobre ruedas", de Spielberg. Sin embargo, en mi opinión, la novela "Soy Leyenda" publicada en 1954, convirtió al autor de Brooklyn en algo más que un buen escritor de encargo.
Obra fundacional del subgénero Zombie moderno (George A. Romero se inspiró directamente en ella para crear su ópera prima), es la historia del último superviviente de una pandemia a escala mundial que convierte a todo la población en una suerte de bebedores de sangre. Su reformulación absoluta del mito vampírico pasa por la destrucción sistemática de todos sus estilemas (su origen religioso, los ajos, las estacas de madera o la luz del sol como elementos disuasorios o directamente mortales...), a través de una explicación racional y científica del mismo. La peripecia de Robert Neville se nos presenta (del mismo modo que en otras muchas creaciones afines a la ficción sobrenatural o de anticipación) más como acertada metáfora y precisa reflexión sobre el ser humano y sus contradicciones morales, que como el típico relato pulp de aventuras. El miedo a lo diferente, la intolerancia, la incomunicación (y la necesidad de compañía), el gregarismo (con sus pros y sus contras) o la violencia inherente a nuestra especie, son temas que gravitan en todo momento a lo largo de este "survival-horror" elevado a la categoría de arte. Inmediatamente nos sentimos identificados con un protagonista que pasa por practicamente todos los estados de ánimo posibles, de la depresión y el autodesprecio a un optimismo que roza la locura. Por eso, cuando llegamos al final, y Matheson nos golpea de forma inmisericorde con uno de los desenlaces más tristes de la historia de la literatura, lo sentimos realmente como una agresión directa. Es entonces cuando descubrimos que, en el fondo, todos somos al tiempo un poco Neville y un poco vampiros. Y eso es, precisamente, lo que en realidad nos da más miedo.