viernes, 27 de febrero de 2009

DIVERTIDAS DESGRACIAS AJENAS.



El documental autobiográfico es un subgénero que no cuenta con demasiados realizadores que nos sirvan de referencia ("Crumb" de Terry Zwigoff sería para mí su máximo exponente, aunque no esté narrada en primera persona) debido quizás al pudor inherente a hablar sobre tu propia vida. Sin embargo, en "La historia completa de mis fracasos sexuales" el director independiente Chris Waitt no sólo nos muestra sin ningún tipo de vergüenza sus desgracias sentimentales, si no que además nos habla de sus problemas de erección .
Según el propio Waitt todo lo que se dice y ocurre es rigurosamente cierto, y los personajes absolutamente reales (yo tengo mis dudas). La película se convierte de este modo en una especie de exorcismo catártico de todos los fantasmas del protagonista-director que, a lo largo de una serie de entrevistas con sus ex novias, intenta descubrir porqué todas sus relaciones han fracasado. Por otro lado, en bastantes momentos de la historia es imposible empatizar con un ¿personaje? tan absolutamente nulo, y a pesar de esa circunstancia, su más que evidente patetismo provoca situaciones absolutamente hilarantes (la escena con la dómina). La cuestión sería hasta que punto ha exagerado su propio carácter el director con fines humorísticos, tratándose como se trata al fin y al cabo de un film sobre su vida.
A nivel técnico la película es correcta, con un montaje ágil y una banda sonora bastante ajustada a las diferentes situaciones. Puede que lo único que chirríe sea la parte central, tanto a nivel argumental como narrativo, con toda esa historia sobre su disfunción eréctil que hace que, por momentos, la película derive hacia no se sabe donde (aunque la parte de la viagra sea de lo más divertido).
"La historia completa..." es un film sin pretensiones, una confesión en primera persona sobre un tipo incapaz de relacionarse con normalidad, en la línea de destacados autores del cómic underground como Robert Crumb o Joe Matt, pero con menos mala leche. Porqué, y retomando el tema de la empatía, ¿quien dijo que tenga que resultar simpático el protagonista de una historia autobiográfica?

martes, 17 de febrero de 2009

ADIÓS A OTRO DE LOS GRANDES.



Con un poco de retraso me hago eco de que el pasado diciembre nos dejaba Robert Mulligan.

Cineasta de maneras clásicas, comenzó su aprendizaje en la televisión y dio el salto a la pantalla grande a principios de los 60, consiguiendo en 1962 el reconocimiento de la Academia de Hollywood por su extraordinaria adaptación del relato de Harper Lee "Matar un ruiseñor". "Verano del 42" o "La noche de los gigantes", entre otras, le reportaron premios y prestigio.
Sin embargo, para el que suscribe, (por la huella indeleble que me dejó su primer visionado) siempre será el director de esa inquietante aproximación al horror psicológico con niño que fue "El Otro".

Un sentido adiós.

jueves, 12 de febrero de 2009

VUELVE "MI" TARANTINO.

Esto sí que sí...



...Y aquí abajo la original.

miércoles, 11 de febrero de 2009

HACE 100 AÑOS...

... Nacía uno de los mayores genios de la historia del 7º Arte.

Este trailer de una de mis pelis favoritas (y no sólo de su filmografía) es mi pequeño homenaje.







martes, 3 de febrero de 2009

SILENCIOS ELOCUENTES.


Llevaba tiempo queriendo acercarme a la obra del autor noruego Jason. Y creo que, a tenor de la cantidad de elogios y premios cosechados, probablemente "Yo maté a Adolf Hitler" sea la obra adecuada para comenzar a conocerlo.
Lo primero que sorprende al comenzar este tebeo es el trazo. Evidentemente no estoy familiarizado con el dibujante, y sus animales antropomorfos de línea limpia y expresividad limitada dan la sensación de que, en principio, va a costar entrar en la historia. Nada más lejos de la realidad. El telón de fondo que supone la historia de ciencia ficción sobre viajes en el tiempo, con unos protagonistas que viven en una realidad paralela (donde los asesinos a sueldo ejercen su profesión con la misma naturalidad que un carpintero), nos introduce de inmediato en una historia sobre los sentimientos, las decisiones que tomamos y sus consecuencias.
La posibilidad de acabar con la vida del ser más abyecto de la historia de la humanidad se le plantea al estoico protagonista como un simple encargo. Éste a su vez mantiene una frágil relación amorosa, mediatizada naturalmente por el trabajo que desempeña. Cuando el científico que lo contrata (que ha creado la máquina del tiempo que le permitirá viajar a la época de Hitler) le explica que ésta sólo se puede activar cada 50 años, ambos están lejos de saber todas la implicaciones que ese intento de alteración de los hechos históricos va a provocar en sus vidas.
Sin desvelar más de la trama, cuya premisa es de por sí suficientemente interesante, la forma de contarla constituye otro de los alicientes para no perdérsela. Porqué Jason se sirve de unos diálogos mínimos, casi minimalistas, y aprovecha el aparente estatismo de sus personajes para abundar en los silencios y en las elipsis narrativas (hay que poner un poco de nuestra parte en su lectura, evidentemente). Es precisamente esa peculiaridad en el ritmo y la forma lo que hace que, paradojicamente, la acción fluya de modo natural.
Una propuesta original, fresca y sobre todo diferente, que nos demuestra que en el medio aun hay muchas cosas por decir. Y un autor al que pienso tener muy en cuenta de ahora en adelante.