miércoles, 9 de julio de 2008

RELEYENDO A LOS CLÁSICOS.



El mercado del tebeo en España se ha convertido, para bien o para mal, en una jungla de editoriales pugnando entre ellas para conseguir un pedacito de tarta que echarse a la boca. Y algunas de las grandes (aunque alguna independiente también se atreve, tal es el caso de Manuel Caldas con su maravillosa edición del "Príncipe Valiente"), como es el caso de Glénat, están optando por la reedición e introducción de clásicos como forma de atraer a nostálgicos o aficionados completistas. Sea como fuere, esta nueva política nos está permitiendo disfrutar de obras a las que de otro modo nos sería imposible acceder por descatalogadas o simplemente inencontrables.
Y todo este rollo introductorio no es sino una forma como otra de reivindicar la lectura de "Haxtur", obra maestra indiscutible de la historieta española que su autor Victor de la Fuente dibujó allá por el año 71. Considerada durante años como un manifiesto político a raíz de una entrevista publicada en la revista "Triunfo", el paso del tiempo y posteriores estudios en profundidad han demostrado que sus intenciones iban más allá de una mera interpretación contextualizada en el tardofranquismo.
La presentación del personaje que da nombre al protagonista, al que por cierto no se menciona como tal en ningún momento, ya nos da una pista del talante onírico y reflexivo que va a guiar toda la aventura. Un hombre de aspecto enjuto vestido de militar (o guerrillero) se pregunta al borde de la muerte el POR QUÉ de todo lo que le está sucediendo. A partir de ahí, lo que en principio estaba concebido como una narración de ciencia ficción por entregas, se escora hacía el género de "Espada y Brujería" en un tour de force de planificación absolutamente vanguardista para la época. La viñetas horizontales se estiran y se encogen y crean, junto con los espacios en blanco, significativos tiempos muertos que se ven reforzados por la frecuente ausencia de textos, ralentizando así el ritmo frenético de la narración (no en vano la publicación por entregas propia de una revista le exigía al autor ese tipo de escritura).
Con todos estos recursos y un dominio, ya por aquel entonces, extraordinario de la figura humana en movimiento, De la Fuente construye la peripecia de este desgraciado antihéroe. De batalla en batalla y de monstruo en monstruo, sus acciones serán manipuladas para su provecho (casi siempre poco honorable) por cuantos seres y situaciones extrañas aparezcan a su paso, en medio de un paisaje entre selvático y alucinógeno. Y al final, la eterna pregunta sin respuesta como leit motiv, ese ¿POR QUÉ? que es la llave que abre y cierra esta historia repleta de simbolismos y metafísica, de miedos y dolor. Cargada, en definitiva, de Arte en estado puro.

7 comentarios:

Carlos Castedo dijo...

Salvatrón, tú ve completando tu bien nutrida comicteca que ya iremos algunos a desvalijarla, poco a poco y con devolución claro.
Este parace ser interesante.

SALVATRON dijo...

Of course, dear Charles. Siempre que haya reciprocidad con tu extensísima colección fílmica del "cuarto- museo".
(¡Je! Que es broma.)

Anónimo dijo...

Creo que deberíamos fundar un "cuarto-museo" del comic en casa de Salva. ¿Que te parece Salvador?

SALVATRON dijo...

Me parece estupendo. Sólo me hacen falta 20 metros cuadrados más.

Anónimo dijo...

No te preocupes que muy pronto, vas a tener, qué 20m2, 50 m2 a tu disposición para montar el cuarto-museo del comic. Y todos nosotros lo vamos a poder disfrutar enormemente. Además, que narices, quiero hacer alguna contribución ya mismo.

Carlos Castedo dijo...

Vicente, a mí no me has hecho ninguna aportación. Más bien lo has medio esquilmado.

SALVATRON dijo...

Haya paz muchachos. Por cierto Carlos, muy mona la foto.