martes, 3 de febrero de 2009

SILENCIOS ELOCUENTES.


Llevaba tiempo queriendo acercarme a la obra del autor noruego Jason. Y creo que, a tenor de la cantidad de elogios y premios cosechados, probablemente "Yo maté a Adolf Hitler" sea la obra adecuada para comenzar a conocerlo.
Lo primero que sorprende al comenzar este tebeo es el trazo. Evidentemente no estoy familiarizado con el dibujante, y sus animales antropomorfos de línea limpia y expresividad limitada dan la sensación de que, en principio, va a costar entrar en la historia. Nada más lejos de la realidad. El telón de fondo que supone la historia de ciencia ficción sobre viajes en el tiempo, con unos protagonistas que viven en una realidad paralela (donde los asesinos a sueldo ejercen su profesión con la misma naturalidad que un carpintero), nos introduce de inmediato en una historia sobre los sentimientos, las decisiones que tomamos y sus consecuencias.
La posibilidad de acabar con la vida del ser más abyecto de la historia de la humanidad se le plantea al estoico protagonista como un simple encargo. Éste a su vez mantiene una frágil relación amorosa, mediatizada naturalmente por el trabajo que desempeña. Cuando el científico que lo contrata (que ha creado la máquina del tiempo que le permitirá viajar a la época de Hitler) le explica que ésta sólo se puede activar cada 50 años, ambos están lejos de saber todas la implicaciones que ese intento de alteración de los hechos históricos va a provocar en sus vidas.
Sin desvelar más de la trama, cuya premisa es de por sí suficientemente interesante, la forma de contarla constituye otro de los alicientes para no perdérsela. Porqué Jason se sirve de unos diálogos mínimos, casi minimalistas, y aprovecha el aparente estatismo de sus personajes para abundar en los silencios y en las elipsis narrativas (hay que poner un poco de nuestra parte en su lectura, evidentemente). Es precisamente esa peculiaridad en el ritmo y la forma lo que hace que, paradojicamente, la acción fluya de modo natural.
Una propuesta original, fresca y sobre todo diferente, que nos demuestra que en el medio aun hay muchas cosas por decir. Y un autor al que pienso tener muy en cuenta de ahora en adelante.

2 comentarios:

Carlos Castedo dijo...

Madre mía, debería dedicarme varios años sólo al cómic para descubrir todo lo imprescindible.
Poquet a poquet.

SALVATRON dijo...

Yo llevo toda mi vida y he leído una parte infinitesimal.