lunes, 20 de octubre de 2008

DIVERSIÓN INFERNAL.



Aunque con retraso, por fin he podido ver el regreso a la pantalla grande del demonio fumapuros más famoso de la historieta. En esta ocasión la creación de Mike Mignola parece fundirse con el particular universo de Guillermo del Toro, conectando de alguna manera con la última y laureada película del director mexicano. Porqué si en la primera parte se tomaba como base el origen del personaje en los cómics, horror cósmico lovecraftiano incluido, en esta continuación de las andanzas del diablo rojo se aprecia ya una división clara entre el personaje de las películas y el de su versión impresa. En palabras de su propio creador, el Hellboy del cine es el Hellboy de del Toro.
En esta nueva aventura se ha consolidado la tempestuosa relación del protagonista con Liz Sherman (una de las claras aportaciones del director que no aparece en los tebeos), introduciéndose nuevos secundarios (el hectoplasma Johann) y un enemigo a batir que, en este caso, parece despertarnos más simpatías que rechazo. De nuevo, el grupo de extrañas criaturas que conforman la A.I.D.P. unirán fuerzas contra una amenaza apocalíptica. Y la constante reivindicación de lo diferente, que parece ser el leit-motiv sobre el que gira toda la trama, nos planteará dudas a lo largo de todo el metraje sobre lo correcto de ponerse del lado de los humanos y en contra del supuesto malo, un príncipe elfo que quiere romper la tregua con el hombre resucitando el mortífero "Ejercito Dorado". Aquí es donde, como hacía referencia con anterioridad, el director de "Cronos" parece empezar a marcar las diferencias respecto al cómic. Todo ese mundo mítico, hijo de una Naturaleza primigenia y pagana, lleno de criaturas procedentes del folklore, es en realidad el protagonista del film (impagable la visita al mercado "Troll"). Un mundo que conecta precisamente con esa peculiaridad que constituye en sí mismo el socarrón diablo, y donde él y sus amigos pueden pasar desapercibidos porqué lo extraño forma parte de lo cotidiano. Rodada con un preciso ritmo narrativo que pierde un poco de fuelle en la parte central, quizás el único fallo que pueda achacársele a la cinta sea un final demasiado difuminado y poco resolutivo con la historia.
Es "Hellboy II. El Ejército Dorado " pues, otra vuelta de tuerca a los conceptos que tan gratos son a Guillermo del Toro, y donde parece haber conseguido integrar (eso sí, con más presupuesto que en la anterior entrega) sus particulares obsesiones en una película de Estudio, sin renunciar en ningún momento a su independencia.
Una estupenda demostración de que se puede hacer cine de palomitas sin menospreciar la inteligencia del espectador lo cual, dada la alarmante falta de ideas de la industria, no es moco de pavo.

2 comentarios:

Carlos Castedo dijo...

Estupendo comentario Salvatrón. NO puedo decirte nada más, porque no he visto ni esta ni la anterior. Todavía hay mucho cine por ver.

SALVATRON dijo...

Gracias majete. Recomendadas para pasar un ratico divertido.