EL REGRESO DE "ZÉ DO CAIXÂO".

El último festival de Sitges ha premiado en su sección Midnight Extreme el film "Encarnâçao do demônio" (que fue estrenada en el festival de Venecia), tercera parte de la trilogía que iniciara en los años 60 todo un mito del cine de terror brasileño, Jose Mojica Marins. "Esta noite encarnare no teu cadaver" y "A meia-noite levarei sua alma" son probablemente las dos películas más conocidas del director carioca, y en ellas se presentaba Zé do Caixâo ( o Coffin Joe, en su versión anglosajona), un diabólico enterrador que acabaría formando parte del imaginario popular brasileño al mismo nivel que otros mitos del horror universal como Drácula o Frankenstein. Con los años, dicho personaje acabaría fundiéndose con el propio director hasta el punto de acabar vistiendo y actuando en público como él (sus uñas larguísimas y su sombrero de copa son su señas de identidad más reconocibles).
Recuerdo que conocí el cine de Mojica Marins hace más de una década, cuando un amigo con aficiones comunes me lo recomendó a raíz del visionado de sus películas en un completo ciclo que realizaron sobre él. El caso es que no recuerdo muy bien cómo (televión, videoclubs...) pero a lo largo de estos años he conseguido ver parte de su filmografía, bastante difícil de conseguir por estos lares. A parte de las dos antes mencionadas, rarezas como "Ritual dos sadicos", "O despertar da besta" o "Delirios de un anormal" entre otras, consiguieron que mi interés por la obra de este particular director aumentara. Porqué Mojica Marins es un artista que siempre ha nadado a contracorriente en su país, donde ha sido censurado, vilipendiado y ninguneado, a pesar de lo interesante de algunas de sus propuestas.
Su saga de Zé do Caixâo, a falta de ver la conclusión, nos presenta a un ser siniestro cuya única obsesión es reproducirse para buscar al hombre perfecto, al hijo del mal reencarnado. Y para ello no dudará en secuestrar, torturar o matar a cuantas mujeres sea necesario. Con estas dos películas, con las que consiguió un éxito sin precedentes en su país (donde por cierto el cine de terror siempre ha tenido una presencia escasa o nula) sentó las bases para un estilo que, con unos medios mínimos, transita entre el underground más experimental y el clasicismo de las películas de terror de la Universal. Todo ello aderezado con toques gore (aunque parece que en su nueva producción se ha despachado a gusto) y generosas escenas softcore.
Dudo de que la última incursión en la dirección del bizarro realizador se llegue a estrenar en España (festivales aparte), así que intentaré hacerme con ella por la vía que todos sabemos.
Temblad niños, porqué José del Ataud ha vuelto para atormentaros en vuestras peores pesadillas.